Cher, la inigualable diosa del pop, es un ícono que ha atravesado generaciones con su inconfundible voz y su presencia imponente. A sus 78 años, la cantante, actriz y símbolo cultural ha decidido contar su historia como nunca antes en Cher: The Memoir, Part One.
En este primer volumen, publicado recientemente, la artista no solo repasa los hitos de su vida, sino que se sumerge en los rincones más oscuros y sorprendentes de su pasado.
“A veces, al final del día, estaba muy cansada”, reveló a Entertainment Weekly sobre la extenuante tarea de indagar en sus recuerdos y los de su familia.
“Lo hicimos durante meses, yendo y viniendo. Pero a veces me decía: ‘Chicos, no puedo seguir con esto. Me alegraré mucho cuando esto termine’. Porque a veces, cuando estábamos en la parte mala, la parte mala pesaba tanto. Ahora se ha acabado y ya no forma parte de mí”.
La memoria de Cher no tiene piedad, ni con los demás ni consigo misma. Desde su infancia marcada por la pobreza y el caos, hasta su ascenso a la cima del estrellato junto a Sonny Bono, el relato ha sido descrito en las reseñas como “brutalmente honesto”.
Llegar a esa franqueza le costó trabajo a la estrella nacida como Cherilyn Sarkisian en 1946. En el proceso de redacción, creó una primera versión que terminó descartando.
“No fui tan comunicativa en la primera versión. Luego pensé que no quería hacerlo así, porque si vas a contar tu vida, tienes que contar tu vida. Así que volví atrás y tomé la decisión de decir mucho más de lo que realmente quería. Sólo hay algunas cosas que son tan privadas que no pude expresarlas”.
Cher considera que su vida está dividida en dos eras claras. Su niñez y carrera temprana con Sonny Bono abarcan este primer tramo. La segunda fase aborda su apogeo como actriz de cine. Esa es la razón por la que su libro de memorias se ha dividido en dos partes.
El primero está disponible en estanterías desde el 19 de noviembre; y estas son las revelaciones más impactantes en sus páginas:
Una infancia marcada por la pobreza y el caos
Antes de convertirse en un ícono global, Cher creció en una pobreza que describió como “dickensiana”. Su madre, Georgia Holt, una actriz y cantante de poca fortuna, se casó “seis o siete veces”, según pudo recordar la artista, y arrastró a la familia por un caótico vaivén económico, desde la opulencia ocasional hasta la indigencia más absoluta, “de acuerdo con la pareja” que Holt tuviera en el momento. Esta constante incertidumbre llevó a Cher a cambiar de escuela al menos 25 veces.
Pero la inestabilidad en su hogar tenía raíces más profundas. El abuelo materno de Cher, un hombre alcohólico y abusivo, también desempeñó un papel sombrío en su historia familiar. Fue él quien llevó a la madre de Cher a cantar en bares siendo niña, con la esperanza de convertirla en la próxima Shirley Temple.
La obsesión por el éxito llevó al abuelo a embarcarse en un viaje a Hollywood con su hija pequeña, recorriendo más de 2,000 kilómetros desde Oklahoma haciendo autostop. Sin embargo, la fama nunca llegó, y los sueños de grandeza se convirtieron en tragedias familiares. En una ocasión, el abuelo incluso intentó envenenar a sus hijos con gas.
El matrimonio con Sonny Bono
Cher tenía solo 16 años cuando conoció a Sonny, un hombre 11 años mayor que ella, que inicialmente la acogió en su apartamento como su asistente y ama de casa no remunerada. Aunque al principio la relación era platónica, con el tiempo evolucionó hacia algo romántico.
En sus memorias, Cher revela que su matrimonio fue, en gran medida, una ilusión fabricada para el espectáculo. Aunque el público creyó durante años que se habían casado en una ceremonia rápida en Tijuana en 1964, en realidad no formalizaron su unión legalmente hasta 1969, cuando su equipo legal insistió en regularizar su estado civil. Cher detalla que su primera “boda” fue un intercambio improvisado de anillos en el baño de su hogar, sin testigos presentes.
“El matrimonio tenía que hacerse rápido y en privado para que nadie descubriera que habíamos estado fingiendo desde el principio”, escribe. Poco después de firmar los documentos en su mansión de Hollywood, Sonny regresó inmediatamente a su oficina, sin ceremonias ni celebraciones.
No obstante, el control y los celos de Sonny definieron gran parte de su dinámica. Según Cher, Sonny manipulaba los contratos para asegurarse de que ella trabajara prácticamente como una empleada sin sueldo en su compañía y controlaba detalles de su vida tan triviales como la ropa que podía usar. “Ni siquiera me permitía llevar perfume porque no le gustaba el olor”, narró.
Infidelidades, traición y una amenaza estremecedora
Según detalla el libro de Cher, Sonny mantenía un flujo constante de amantes, desde secretarias hasta actrices y trabajadoras sexuales. “No podía imaginar dónde encontraba el tiempo”, escribe con ironía.
Una noche, ella llegó a descubrir a Sonny con su asistente en su propia casa, un momento que describe como devastador. Bono no reconoció su falta, sino que atribuyó su infidelidad a la supuesta falta de intimidad entre ellos.
En un acto de rebeldía emocional, Cher también tuvo una aventura con uno de los guitarristas de su banda. Esa misma noche, tras un show en Las Vegas, Sonny realizó un gesto inquietante: se acercó al lado de la cama donde dormía Cher, tomó su mano y deslizó su anillo de matrimonio fuera de su dedo. Ella recuerda estar demasiado agotada para reaccionar en el momento, pero consciente de la gravedad del acto.
La ruptura final llegó cuando Cher decidió dejarlo, una decisión que Sonny tomó de manera amenazante. Según ella, Bono confesó más tarde que, al recibir la noticia, consideró empujarla del balcón de su suite en Las Vegas, convencido de que podría salirse con la suya alegando locura.
Aunque continuaron trabajando juntos tras su separación, el matrimonio fue una batalla constante de poder, celos y control. Al final, Cher dejó claro que su distanciamiento fue para reencontrarse consigo misma. “No lo dejé por otro hombre. Lo dejé por otra mujer, por mí”, sentencia con firmeza.
Los pensamientos suicidas
La cantante además relata la crisis emocional que vivió hacia el final de su relación con el músico y compositor. A los 26 años, atrapada en lo que describe como un “matrimonio sin amor”, Cher llegó al límite. “Me paré descalza en el balcón de nuestra suite y miré hacia abajo. Estaba mareada de soledad. Vi lo fácil que sería cruzar el borde y simplemente desaparecer”, confiesa en un pasaje profundamente conmovedor.
Este impulso destructivo la visitó en múltiples ocasiones, entre cinco y seis según relata, pero cada vez su amor por su hijo, Chaz, y su preocupación por su madre y su hermana la detuvieron. También pensó en las personas que la admiraban y en cómo su decisión podría influir negativamente en ellas. “No quería que nadie creyera que el suicidio era una solución viable”, explica.
Finalmente, un momento de claridad transformó su perspectiva. “Una mañana, todo cambió”, escribe. Esa noche, mientras miraba el vacío desde el balcón, se dio cuenta de que no necesitaba saltar. “Puedo dejarlo”, pensó. Esa epifanía marcó el comienzo de su decisión de poner fin a su relación.
Una experiencia atemorizante
Otra anécdota oscura involucra a Phil Spector, el famoso productor con quien Cher comenzó su carrera como corista en los años sesenta. Aunque inicialmente tenían una relación cordial, su amistad se tensó con los años.
La situación llegó a un punto crítico una década después, cuando Cher fue a confrontar a Spector en su mansión tras descubrir que había lanzado una canción grabada como demo por ella y Harry Nilsson sin su consentimiento.
Al llegar, la mansión, descrita en el libro como “oscura y espeluznante”, se convirtió en el escenario de un enfrentamiento tenso. “Phillip estaba junto a una mesa de billar. Comenzó a comportarse de forma extraña, como si intentara intimidarme”, recuerda.
La tensión escaló cuando el hombre tomó un revólver y empezó a girarlo entre sus dedos. Cher no se dejó amedrentar. “Le dije: ‘No puedes intentar esa mierda conmigo, imbécil. Me conoces desde que tenía dieciséis años’”, relata. Finalmente, Spector se disculpó, pero Cher salió de la casa con una sensación de inquietud persistente. “Intenté convencerme de que probablemente el arma ni siquiera estaba cargada, pero había algo en él esa noche que me perturbó profundamente”, admitió.
Años más tarde Phil Spector ocuparía titulares por su conducta violenta y la condena por asesinato en 2009 tras la muerte de la actriz Lana Clarkson en su mansión.