Qué gana y qué pierde el oficialismo en el Congreso si decide aliarse con Pro

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La invitación –por ahora en términos mediáticos- del presidente Javier Milei al jefe de Pro Mauricio Macri para compartir un acuerdo electoral con vistas a los próximos comicios legislativos inaugura el primer capítulo de una saga con final incierto ya que, más allá de las desconfianzas y recelos entre libertarios y macristas, abre un debate sobre hasta qué punto esta confluencia le sería redituable al oficialismo tanto en términos de identidad política como en bancas en el Congreso.

La Libertad Avanza (LLA) arranca con una gran ventaja: en la Cámara de Diputados es el bloque que menos escaños arriesga (8 de 39, el 20%). Esto es así porque el grueso de sus integrantes debutó en 2023 con la llegada de Milei al poder. En el Senado no arriesga ninguna banca. En la Casa Rosada exudan optimismo y alardean que de repetir la victoria del balotaje en 2023 sumarían entre 50 y 52 bancas en la Cámara baja y 12 escaños en el Senado.

“En términos generales, el gobierno tiene frente suyo dos escenarios: el de una elección muy favorable, con un triunfo rotundo de alrededor de 45 puntos o el de una elección con un triunfo moderado, de entre 35 a 40 puntos nacionales –señala Alejandro Catterberg, director de la consultora Poliarquía-. El escenario de una derrota nacional pareciera tener muy baja probabilidad, lo que no implica que pueda perder algunos distritos puntuales, incluyendo la provincia de Buenos Aires”.

En el escenario más optimista, por más arrollador que fuese su triunfo en las urnas el oficialismo no tendrá mayoría propia en ninguna de las dos cámaras. Es más, ni siquiera alcanzaría el tercio de los votos necesarios para blindar los eventuales vetos presidenciales a leyes aprobadas por la oposición.

“A priori, hoy las mediciones nos indican que a la Libertad Avanza le va a resultar difícil alcanzar el tercio propio (86 votos) en la Cámara de Diputados. Es posible, pero difícil. En el Senado directamente es imposible”, confirma Catterberg.

Según las proyecciones de Poliarquía, realizada en base a los datos combinados de las últimas encuestas nacionales y provincias donde posee datos y sobre la hipótesis de no acuerdo electoral entre el LLA y Pro, con la renovación legislativa el oficialismo tendría un bloque de 79 miembros en la Cámara de Diputados y de 15 senadores en la cámara que preside la vicepresidenta Victoria Villarruel.

   

El politólogo Pablo Salinas, que ensayó una simulación electoral de las próximas elecciones usando como base a los resultados electorales de 2023 –PASO, elecciones generales y balotaje- llegó a la conclusión de que, sin aliados, el oficialismo obtendría entre 71 bancas y 89 en la Cámara de Diputados y pone en duda la conveniencia de una alianza con Pro.

“De nada le sirve negociar lugares en las listas cuando por sí mismo tendría la posibilidad de fidelizar su potencia legislativa –sostuvo-. Esto cobra más peso cuando se suman las bancas que obtendrían, por separado, LLA y Pro: en ningún caso se llega al quórum propio, una meta que bien valdría un análisis de coalición para los estrategas oficialistas”.

Hay otro elemento que también talla fuerte en el debate y es que entre los simpatizantes de esta fuerza novel –y que la apoyaron tanto en la primera vuelta como en el balotaje en 2023-hay una franja importante de votantes peronistas. “Sociológicamente, LLA tiene como rasgo original y distintivo que no solo lo apoya un porcentaje importante de votantes de Pro sino también del peronismo”, señala el politólogo Federico Zapata, codirector de la consultora Escenario.

Según las mediciones de esta consultora, la marca de LLA está posicionada en 35 puntos a nivel nacional. “Hay entre un 40 y 50% de los encuestados que se expresan a favor de las reformas que instrumentó el Gobierno y que tienen expectativas favorables sobre la marcha de la economía, pero el oficialismo todavía no capitaliza la totalidad de ese apoyo”, agrega Zapata.

Referentes libertarios llegan al Teatro Gran Rivadavia de Floresta, para el acto de Karina Milei

De esto podría inferirse que un acuerdo a nivel nacional con Pro podría ser refractario a captar el voto peronista no kirchnerista que tampoco simpatiza con el macrismo. De allí que los detractores de una alianza nacional con Macri –Karina Milei entre ellos- prefieran, más bien, trazar acuerdos distrito por distrito con fuerzas provinciales, incluso con gobernadores peronistas afines, como el tucumano Osvaldo Jaldo.

“Esta es una elección legislativa y las alianzas, necesariamente, dependerá de cada provincia y de quién es fuerte allí. Muchas provincias eligen pocos diputados”, acota el politólogo Luis Tonelli. “La provincia clave es Buenos Aires. Pero para ganarle al PJ, el resto de las fuerzas tienen que ir juntas y el PJ dividido”.

De allí que Milei arenga su predisposición a unir filas con Pro para “arrasar al kirchnerismo”. Sin embargo, como señala Catterberg, este slogan solo es aplicable para la provincia de Buenos Aires ante la posibilidad de que Cristina Kirchner, como candidata a diputada nacional, triunfe por unos pocos puntos y con ello sacuda los mercados y la estabilidad económica.

Sin embargo, agrega, el peso específico del kirchnerismo en el resto del país es casi irrelevante. Es en el interior, justamente, donde Milei tiene los mayores apoyos. “Entonces, la pregunta es por qué una fuerza nueva va a mutar en su identidad para ir en alianza con el Pro a nivel nacional con el propósito de representar el antikirchnerismo cuando, en realidad, esta puja solo se ciñe a la provincia de Buenos Aires”, sostuvo.

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