Art business: el año de la banana y de Mondongo

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Nadie como el díscolo Maurizio Cattelan para ser noticia. Conquistó la tapa de los diarios y la curiosidad del mundo entero en 2024 con la banana pegada con cinta, presentada en Art Basel Miami Beach en 2019. El inversor chino de las criptomonedas Justin Sun la compró tras seis minutos de puja en Sotheby’s, por US$6,2 millones todo un récord para un plátano ecuatoriano de 33 centavos de dólar, que el comprador finalmente se comió en bocados de US$2millones cada uno. No importa. Quedan los papeles y las instrucciones para colgar de nuevo la banana porque es una obra conceptual: lo que importa es la idea. Contento y sonriente Justin Sun por que de un día para el otro ganó fama mundial con una publicidad que le hubiera costado bastante más que 6 millones de verdes.

Termina un año de cambios en el mercado de arte, no hay euforia, pero sí la búsqueda frenética de obras que atraigan a los magnates chinos que han desplazado a los británicos. Los chinos han sido los grandes protagonistas, tienen la mayor porción de la torta después de EEUU, desplazando a los compradores británicos, los inventores de art market, desde que fundaron Sotheby’s y Christie’s en el siglo XVIII para subastar libros y herencias nobles.

2024 estuvo estuvo definido por la Bienal de Venecia queer y latina del brasileño Adriano Pedrosa, que coronó con una mención a la Chola Poblete, nacida en Guaymallén en 1979. De ahí en más vendió todo lo que producía, aunque, hay que decirlo, la mejor obra es ella misma. Una performer de alto estilo. Ha sido el año de las colecciones, “dime de dónde vienes y te diré cuánto vales”. El mejor ejemplo es El imperio de la luz, un Magritte de poster que fue el cuadro más caro del año, rematado por Adrien Meyer para Sotheby’s en US$121 millones. Dos datos clave: el cuadro pertenecía a la coleccionista rumano-norteamericana Mica Segentum, una taste maker del gotha neoyorquino. Más: hay otra versión de El imperio de la luz, (Magritte pintó 17 pinturas del mismo tema entre 1940 y 1960), colgada en el Pompidou de París, en la muestra sobre el surrealismo. Esta muestra es la más importante del año y estará hasta enero cuando el Pompidou cierre por cinco años para limpiar las paredes de asbesto, ese material cancerígeno que se usó mucho en los ‘70.

La libre circulación de las obras potencia el mercado de arte

El mercado local tuvo el récord de US$1,27 millones pagado por Andrés Buhar, desarrollador inmobiliario, músico, coleccionista y galerista dueño de Art Haus, por Argentina, un paisaje en quince cuadros de nuestro país, realizado con plastilinas de Alba, por el colectivo Mondongo que integran Manuel Mendanha y Juliana Laffitte.

La instalación de Mondongo, exhibida en Malba Puertos

Noticia siempre ha sido y es Eduardo Costantini, batió el récord de Leonora Carrington pagando 28,5 millones de dólares por Distracciones de Dagoberto, récord de Leonora Carrington, y 11,8 millones por una escultura de la anglo-mexicana Carrington, pieza tan exquisita y elegante como la gran coleccionista, italiana de Turín, Patricia Sandretto Re Rebaudengo.

La otra gran noticia que deja este agitado, extraño e impredecible 2024 es el éxito de las artistas mujeres. Como si hubieran nacido ayer Carrington, Varo, Kusama, Bourgeois, Joan Mitchel, Dorothea Tanning y Marta Minujin son las protagonistas del tiempo que nos toca. Siguen las contemporáneas Julie Mehretu, Cindy Sherman, Alice Neel, Elizabeth Peyton, más Koyo Kouoh que será la primera mujer africana en dirigir la Bienal más antigua del mundo, en 2026. Nació en Camerún, vive en Basilea.

Buenos Aires está en mudanza mood. Muchas galerías se mudaron al microcentro, San Telmo y la Boca. Mirando al Sur como la Fundación Proa, pionera de esta tendencia, con Adriana Rosenberg a la cabeza, que este año abrazó en su calendario el arte mexicano, maya y andino. Al mercado argentino no le llegó su Midas, pero las galerías vendieron bien en arteBA , y está el otro éxito de Mondongo en Art Basel Miami con la venta de una de sus calaveras a Eduardo Costantini por US$500.000. Es muy argentino vender afuera para que suene adentro, pasó siempre y da resultado. Hay un puñado de artistas jóvenes, como Amparo Viau y Stella Ticera (otra vez mujeres) que han roto el techo de cristal y también hay nuevos compradores, sub 35, que gastan de 10 a 20.000 dólares. Muchos son “digitales” que encontraron en el arte una forma de crecimiento personal y de prestigio social. Estamos con ellos.

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