Caminos estrechos, cañones profundos y columnas de fuego: los desafíos que enfrentan los bomberos de Los Ángeles

0
2

Más de 10.000 bomberos trabajan sin descanso para combatir los incendios que han destruido miles de estructuras en el condado de Los Ángeles. (AP/Eric Thayer)

Una histórica emergencia por incendios forestales mantiene en vilo al condado de Los Ángeles desde hace una semana, donde más de 10.000 bomberos de diferentes regiones de Estados Unidos, Canadá y México trabajan sin descanso para contener las llamas que han arrasado extensas áreas, destruyendo o dañando más de 12.000 estructuras y dejando un saldo de al menos 24 muertos.

Según The Wall Street Journal (WSJ), la magnitud de la catástrofe ha provocado el desplazamiento de decenas de miles de personas, mientras las llamas siguen avanzando impulsadas por los intensos vientos de Santa Ana.

El incendio más grande y complejo es el de Palisades, que ya ha consumido cerca de 24.000 hectáreas. Las autoridades han desplegado en esta área a 4.700 bomberos, respaldados por 39 helicópteros, 519 camiones de bomberos, 67 bulldozers y 62 camiones cisterna, en un esfuerzo coordinado que busca proteger a las comunidades en riesgo y frenar el avance del fuego.

Entre las áreas más afectadas está el cañón de Topanga, conocido por su escarpada topografía y su pasado como refugio de artistas y figuras de la contracultura. Esta región, que alberga a unos 10.000 residentes, presenta desafíos únicos para los equipos de emergencia, con viviendas situadas en pendientes empinadas y calles tan estrechas que a menudo dificultan el paso de dos vehículos al mismo tiempo. “Aquí es como una batalla campal”, comentó uno de los oficiales desplegados en el lugar.

Los vientos de Santa Ana alimentan el fuego, dificultando el control de las llamas y desplazando a decenas de miles de personas. (AP/Noah Berger)

Un escenario de riesgo extremo

Las condiciones en Topanga han puesto a prueba a las cuadrillas que luchan por controlar las llamas en uno de los terrenos más complicados del mundo para combatir incendios forestales. El capitán Andy Wilson, del Departamento de Bomberos de Chula Vista, lidera un equipo de 18 personas encargado de construir líneas cortafuegos entre áreas quemadas y vegetación aún no afectada.

Durante un descanso, su equipo observó cómo un avión DC-10 descargaba retardante rojo sobre una colina en llamas. Aunque el líquido no los alcanzó directamente, salpicó el vehículo de un fotógrafo cercano. “¡Nos pintaron!”, exclamó uno de los bomberos, generando un breve momento de alivio en medio de la tensión.

Sin embargo, la situación está lejos de ser ligera. El veterano bombero Grant Noble, con tres décadas de experiencia, describió las duras condiciones a las que se enfrentan. “Es como abrir la puerta de un horno a 260℃ y acercar tu cara”, señaló. Noble recordó cómo, durante el primer día de combate en la zona de Pacific Palisades, quedó atrapado entre una casa en llamas y un frente de fuego que se desplazaba rápidamente, lo que lo obligó a lanzarse al suelo para evitar el calor extremo. “Ese tipo de cosas están pasando en todas partes”, añadió.

El incendio de Palisades, con 24.000 hectáreas quemadas, es el más complejo de la región según las autoridades locales. (REUTERS/Ringo Chiu)

Los comandantes de los equipos, como el jefe de batallón Jason Sultzer, han explicado que sus esfuerzos se centran en proteger las viviendas y los residentes de Topanga, mientras planean estrategias para contener el fuego en el perímetro. “Queremos estar en el lado correcto del perímetro del incendio para poder defender estructuras y, cuando sea seguro, tomar el control total de la zona”, indicó Sultzer, cuya unidad está compuesta por 21 personas en turnos de 24 horas.

La coordinación entre las cuadrillas terrestres y los equipos aéreos ha sido clave en el combate contra las llamas. Aviones cisterna, como el DC-10, y helicópteros han ejecutado maniobras precisas para descargar agua de mar y retardante sobre las áreas más afectadas. En uno de los momentos más críticos, una serie de ataques aéreos logró sofocar llamas que avanzaban peligrosamente hacia una ladera donde las cuadrillas de Sultzer defendían viviendas.

Los bomberos que operan en Topanga enfrentan no solo el calor extremo y los vientos erráticos, sino también la ardua tarea física de despejar matorrales, cargar equipos pesados y construir líneas cortafuegos en terrenos irregulares.

Equipos terrestres despejan matorrales y construyen líneas cortafuegos mientras enfrentan altas temperaturas y cambios repentinos en el viento. (REUTERS/Ringo Chiu)

Louise Sharp, de 36 años y una de las dos mujeres en la cuadrilla de Chula Vista, describió el trabajo como exigente pero gratificante. “No importa si eres hombre o mujer, todos hacemos nuestro mejor esfuerzo. Nos enorgullecemos de nuestra fuerza física y condición”, explicó mientras afilaba su hacha tras terminar una asignación.

Los caminos estrechos del cañón también han complicado la logística. Vehículos de emergencia y equipos pesados a menudo tienen que coordinar cuidadosamente sus movimientos para evitar bloqueos en las angostas calles.

Los incidentes de cambios inesperados en la dirección del viento también han obligado a algunos equipos a retirarse temporalmente, como ocurrió con una cuadrilla que quedó atrapada durante el primer día de operaciones cerca del bulevar Sunset.

El cañón de Topanga, además de ser un desafío logístico para los equipos de emergencia, tiene un profundo significado cultural en Los Ángeles. En el pasado, fue hogar de estrellas de Hollywood en los años 20 y de músicos legendarios como Neil Young, Jim Morrison y Linda Ronstadt en la década de 1960. Sin embargo, los incendios han cambiado radicalmente el paisaje y la vida cotidiana de los residentes.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí