¿Qué tienen en común la contracción de Argentina en el segundo trimestre, el cambio climático, las operaciones de arbitraje financiero en Japón, el desempleo en Estados Unidos y Argentina, la defensa de la competencia ante las grandes tecnológicas y la “crisis” de natalidad en América Latina, Europa y otras regiones? Su escasa influencia en la renta variable.
Así es, las bolsas ni son miopes ni tienen visión de futuro, de hecho, se centran en los acontecimientos que podrían suceder en los próximos 3 a 30 meses. Obvian, de hecho, la mayoría de los debates urgentes y las conjeturas sobre el porvenir. Veamos cómo.
Aunque la prensa dé mucha relevancia a eventos recientes y a especulaciones a muy largo plazo, a la bolsa apenas le inquietan. ¿Por qué? El mercado cuenta con un estupendo mecanismo de ajuste de precios; incorpora los datos, opiniones y previsiones en las cotizaciones casi al instante. El ruido a corto plazo y la volatilidad no suelen tardar en dar paso a precios más fiables de lo que se esperaba.
Además, los datos económicos y los resultados empresariales reflejan el pasado. Los valores oscilan en función de la comparación entre la realidad y las expectativas, pero solo de forma temporal.
Las bolsas ni son miopes ni tienen visión de futuro, de hecho, se centran en los acontecimientos que podrían suceder en los próximos 3 a 30 meses. Obvian, de hecho, la mayoría de los debates urgentes y las conjeturas sobre el porvenir.
Asimismo, no hay que temer a los pronósticos que exceden los 30 meses, ya que los mercados no los consideran relevantes. ¿Por qué motivo? El futuro lejano es impredecible. A los mercados solo les concierne lo que pueda repercutir en los beneficios a medio plazo. Recordemos la preocupación en torno al “agotamiento” del petróleo. Hace 20 años, la mayoría de los “expertos” opinaba que se había alcanzado el pico de producción. Sin embargo, la tecnología propició el auge de la fractura hidráulica en Estados Unidos y la explotación del esquisto en Vaca Muerta.
Ahora, en cambio, sería la demanda de petróleo la que se aproxima a su punto máximo. Según la Agencia Internacional de Energía, llegará en 2029, según Goldman Sachs, en 2034, y Exxon anticipa una demanda constante hasta 2050. Saber quién tiene razón no es lo que importa, ya que las compras de crudo no caerán dentro de 3 a 30 meses. Ignore esas predicciones porque las acciones también lo harán.
Tampoco preste atención a las previsiones demográficas, climáticas y sobre la condición del dólar como moneda de reserva. Desde un punto de vista sociológico, quizá tengan importancia y algún día afecten a las acciones, pero no en los próximos 3 a 30 meses.
Tanto los cambios climáticos como los demográficos tardan décadas en materializarse. El miedo a la desdolarización a nivel mundial —vinculado a menudo con la supuesta pujanza del yuan— es infundado, ya que la mayor parte de los países está aumentando su dependencia del billete verde. La dolarización de Milei sería un ejemplo extremo, pero si consideramos que en 2023 el yuan solo representaba el 2,3 % de las reservas internacionales de los bancos centrales y el dólar el 58,4 %, cuesta dar credibilidad a esa amenaza.
El mercado cuenta con un estupendo mecanismo de ajuste de precios; incorpora los datos, opiniones y previsiones en las cotizaciones casi al instante
Con respecto al argumento según el cual las criptomonedas podrían sustituir al dólar, por más que estén de moda en Argentina, apenas el 7 % de los estadounidenses las utilizaron en 2023, frente al 10 % de 2022 y el 12 % de 2021. Por lo tanto, parece poco probable que en el intervalo de 3 a 30 meses tenga lugar este reemplazo.
Incluso las denuncias del gobierno contra los gigantes tecnológicos se orientan a plazos muy largos. En efecto, la sentencia contra las prácticas anticompetitivas de Google en Estados Unidos ha tardado cuatro años en llegar, y la tramitación de las apelaciones será interminable. En la UE, las numerosas medidas adoptadas en defensa de la competencia han prolongado el bloqueo de la regulación durante años.
Las previsiones a largo plazo se basan en la información actual. Mientras esperamos años a que los pronósticos se cumplan, el mundo evolucionará de formas inimaginables. Siempre lo ha hecho, y las bolsas lo saben.
¿Cuál es la previsión actual de 3 a 30 meses? La renta variable mundial se recuperó bastante rápido de la desaceleración de mediados de verano, lo que demostró que los temores ante una recesión mundial eran infundados y supuso un impulso alcista para los mercados. El movimiento paralelo del Merval evidencia que los mercados no prevén ninguna debacle pese a la obsesión por la recesión y la inflación, la cual ha disminuido en todo el mundo. Por otro lado, el crédito aumentó en Estados Unidos y la zona euro. En consecuencia, se espera que en 2025, salvo que concurran factores negativos imprevistos, las acciones sigan subiendo.
No se inquiete por lo que sucederá el mes que viene ni dentro de 20 años y ajuste su perspectiva. La bolsa lo hace constantemente.