Una temporada más que agitada parece estar viviendo el histórico dirigente de Pro e intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro.

No se trata sólo de la cantidad de turistas que llegan en los meses de verano a la denominada Ciudad Feliz en busca de la belleza natural y las playas marplatenses. El martes, Karina Milei estará allí encabezando un acto partidario junto al presidente de la Cámara baja, Martín Menem, como parte de la estrategia nacional de La Libertad Avanza, una estrategia que incluye, por supuesto, ir sacándole “por goteo” dirigentes importantes al Pro de Mauricio Macri.

En principio, cerca de Montenegro aseguran que aún no han recibido invitación alguna por parte del entorno de la secretaria general de la Presidencia. “Pero si nos invitan a conversar, a una charla, decimos que sí”, contestan, sin dudar, desde la intendencia marplatense.

A tono con los guiños informales que le llegan de la Casa Rosada, y sin medias tintas, Montenegro avisó el jueves, en el zoom de la mesa chica de Pro, que “todo lo que se haga para mantener a los K en la provincia de Buenos Aires es negativo”. Quiso dejar en claro que su vocación es buscar la unidad con La Libertad Avanza en todos los lugares donde sea posible, con vistas a las elecciones legislativas de octubre.

En Pro aseguran que la postura de Montenegro es compartida por Diego Santilli, otro histórico macrista que pegó el faltazo el jueves en el encuentro virtual convocado por el expresidente luego de la invitación de Javier Milei a “ir juntos” en las elecciones para “arrasar al kirchnerismo”. Para Montenegro, “el kirchnerismo aún no está derrotado en la provincia”, y “no hay que darle ventaja a Cristina Kirchner”, que mide “38 puntos”, según los números que se manejan en la ciudad atlántica.

Conocedor del pensamiento de Montenegro, quien fuera su ministro de Justicia en la ciudad, Macri le pide una sola cosa: que no haga tan explícito su apoyo al juez federal Ariel Lijo, postulado por el Gobierno para la Corte Suprema. “¿Es necesario que en todos lados digas que lo apoyas?”, le preguntó hace poco, y en confianza, el expresidente al intendente, que fue juez federal y que encuentra en su respaldo a Lijo otro punto en común con la Casa Rosada.

Un festejo a puro glamour para la esposa de El Adolfo

El parador 8 de la Playa Brava, en Punta del Este, se llenó de glamour el jueves pasado. Gisela Vartalitis, esposa del expresidente y cinco veces gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, festejó sus 50 años de vida con una fiesta en la que no faltó casi nada, casi como en los tiempos en los que “El Adolfo” manejaba los destinos de la provincia cuyana.

Tragos, baile y mucha alegría fueron las constantes del festejo, que la propia Vartalitis subió a sus redes sociales, aunque luego borró las imágenes. Esposas de los actuales funcionarios puntanos como Walter Vogt se mezclaron con familiares y los peluqueros Lidio y Dario, invitados especialmente para que tanto la homenajeada como sus amigas lucieran espléndidas.

El expresidente, en tanto, se olvidó de la política, disfrutó del cumpleaños y hasta se animó a un par de pasos de baile junto a la homenajeada. Mantiene su vínculo con el gobernador Claudio Poggi, a quien apoyó en las elecciones de 2023, y lejos de su hermano Alberto Rodríguez Saá, opositor a la actual gestión.

Stanley se despidió con una cuenta pendiente

Jovial y distendido se lo vio al embajador de Estados Unidos en el país, Marc Stanley, que transita sus últimos días en esa función.

El miércoles a mediodía, Stanley llegó a la Casa Rosada, y a falta del presidente Javier Milei fue recibido por el jefe de gabinete, Guillermo Francos. Cuando salió del encuentro, que transcurrió sin sobresaltos, algunos periodistas se le acercaron, en la búsqueda de obtener alguna declaración, sobre todo en relación a la crisis en Venezuela, horas antes de la reasunción del presidente Nicolás Maduro.

“He tenido maravillosos tres años en Argentina, y estoy agradecido por que me permitieran venir aquí”, dijo Stanley, sorprendido por la requisitoria periodística, en inglés y evitando entrar en conflicto con la administración Donald Trump, que asumirá el próximo lunes 20. Al día siguiente, varios de los embajadores extranjeros acreditados le hicieron un homenaje, en el que pudo explayarse en su idioma. El español, aunque intentó aprenderlo, quedó como su deuda pendiente.

Bordet quiere dejar atrás a Kueider: va por su banca

Aun no se apaga el escándalo en torno a la detención del ya exsenador entrerriano Edgardo Kueider, sorprendido en la frontera por autoridades paraguayas con más de 200.000 dólares en efectivo. Golpeado por la detención de Kueider, quien supo ser su mano derecha en la gestión, jefe de su última campaña electoral y secretario general de la gobernación, el exmandatario entrerriano y actual diputado nacional Gustavo Bordet se prepara para buscar una banca en el Senado.

“Vamos a buscar una lista de consenso. Aunque hay posibilidades de que haya una interna dentro del justicialismo. Que no haya PASO nos obliga a acordar o disputar las candidaturas en el partido”, sostuvo un importante armador del PJ entrerriano, que confirma las intenciones de Bordet, hoy en la oposición al gobernador Rogelio Frigerio, de Pro.

Cerca del exgobernador repiten que Bordet y Kueider estaban distanciados desde hace tiempo, aunque reconocen que la onda expansiva lo afectó. El PJ buscará la revancha en octubre, cuando Entre Ríos renueve las tres bancas en el Senado nacional. El excandidato Adán Bahl también podría jugar.

Desenfrenada pasión por Corea en la vocería oficial

Mientras el presidente Javier Milei critica duramente a los funcionarios y periodistas que piensan en tomarse vacaciones, varios de sus subalternos hacen equilibrio entre sus obligaciones y la necesidad de un descanso (mental, al menos) luego de un año más que agitado.

Con el portavoz presidencial Manuel Adorni veraneando en algún sitio desconocido (bromeó que estaba en Vancouver mientras aparecía con look veraniego), muchas de sus funciones fueron cubiertas por su segundo y coequiper, el misionero Javier Lanari, quien reconoció a los periodistas que lo llamaban la existencia de un fanatismo escondido.

“Estuve viendo El Juego del Calamar”, reconoció Lanari, que durante varios fines de semana aprovechó para ponerse al día con la temporada número dos de la exitosa serie surcoreana, que aborda de manera cruda y concreta los conflictos y las tensiones de una sociedad próspera pero desigual.

Fanático de la serie, Lanari sólo frenó días atrás su “maratón” de capítulos luego de varias horas, y entonces se dedicó a contestar, amable, cada uno de los llamados que había recibido en ese lapso.